jueves, 25 de junio de 2009

"Valentín González ya es memoria histórica"


Este 25 de junio se cumplen 30 años de la muerte de Valentín González. Si ese día, del ya lejano 1979, durante la huelga de los estibadores del viejo mercado de Abastos, un policía no le hubiera disparado una pelota de goma a quemarropa, Valentín tendría hoy 50 años y posiblemente también tendría los mismos problemas y las mismas dudas que tenemos todos, pero seguramente estaría vivo.
Pero aquel policía –tan joven como él- estaba al servicio del orden, y los que en aquel momento se encargaban de proteger el orden establecido -un orden injusto y castrador de libertades- no podían permitir que unos obreros se pusieran en huelga para exigir el pago de unos atrasos, recogidos en su convenio, que la empresa les adeuda desde hacia meses. Por eso las fuerzas del orden de entonces, tan parecidas a las fuerzas del orden de ahora, obedecieron órdenes (según parece y nunca se aclaró) y se liaron a palos y a pelotazos con unas docenas de obreros que protestaban pacíficamente contra la injusticia que sufrían. La decisión, la solidaridad y la unidad con que un colectivo de trabajadores, como era entonces el de la Colla de Abastos, se puso en huelga para defender sus derechos pisoteados es algo que hoy, en tiempos de eternas negociaciones, de paros simbólicos de media hora, de topes salariales y reformas laborales, nos puede sorprender y admirar, pero era algo que en todos los sectores, en todas las empresas, se ponía en práctica cuando las asambleas de trabajadores así lo decidían. También resulta admirable el ejemplo que todo el pueblo valenciano ofreció en aquella ocasión. Hoy resulta difícil de entender que cientos de miles de trabajadores fueran a la huelga, no ya por una reclamación salarial o para defender sus puestos de trabajo, sino por solidaridad con la familia y los compañeros de un obrero caído en la lucha, por reivindicar la dignidad y los derechos colectivos. Esa lección debe quedar marcada para siempre en la historia social de Valencia.
Treinta años son ya muchos años, pero para nosotros el recuerdo de Valentín y lo que su trágica muerte significó permanecerán siempre en nuestra memoria, y nos comprometemos a hacer lo posible para que también esté en la memoria de las generaciones que no vivieron aquellos hechos.
Para eso, para que su recuerdo no muera cuando desaparezcamos quienes vivimos aquellos sucesos, hemos venido conmemorando en numerosas ocasiones el luctuoso acontecimiento. Ahora, con motivo del XXX aniversario, su memoria va a quedar reflejada en la placa que la CGT va a colocar en el lugar donde Valentín González cayó mortalmente herido. Rendir homenaje, como hacemos en esta nueva ocasión a la honesta figura de nuestro compañero, no es sólo recordar su muerte y denunciar la impunidad con que la Justicia cubrió a los responsables, directos e inductores, de aquella muerte absurda. Es también un acto de afirmación de lo que la lucha de los trabajadores, del verdadero sindicalismo, debe significar.
Hoy las cosas están mucho peor para la clase trabajadora. De tan mal que están, ya ni siquiera se reconoce que haya clase trabajadora; a lo sumo hay trabajadores por cuenta ajena (mayoritariamente precarios) que sueñan con ser pequeños patronos o -mejor todavía- ¡funcionarios! Lo que sí hay es capitalismo, eso no parece que se pase de moda, por mucho que el sistema esté haciendo aguas en los últimos tiempos. En nuestros confusos días apenas se hacen huelgas que merezcan ese nombre y si se hicieran, y si la policía se mostrara como lo que es: el instrumento del capital y el Estado, mucho nos tememos que un asesinato como el de Valentín González no implicaría la declaración inmediata de una Huelga General por todos los sindicatos (como ocurrió en 1979, cuando el poder no había dividido al movimiento sindical entre «mayoritarios» y proscritos) ni el entierro de un compañero supondría una manifestación de más de trescientas mil personas, como salimos a las calles de esta ciudad con motivo de la tragedia de Abastos.
Pero no todos pensamos como los que nos mandan, y somos todavía muchos los que nos revelamos contra toda expresión de injusticia y desigualdad, por eso seguimos estando en el lado de los que luchan y donde se necesite nuestra solidaridad. Somos los inconformistas de siempre, los rebeldes con causas y los eternos perdedores; pero estamos y seguiremos estando por la libertad y el apoyo mutuo. Por eso, treinta años después, decimos y seguiremos diciendo en los años que nos queden de vida: Valentín, hermano, nosotros no olvidamos.


Secretario general de CGT-PV (Antonio Perez Collado)